Problemas neuropsicológicos.
Hasta hace un par de décadas ha sido descuidado el estudio e intervención
de las posibles deficiencias neurocognitivas que el síndrome de Turner puede
conllevar. Por dos razones: porque no se identifican como “síntomas mayores o
principales” tal como los físicos, y porque no son generalmente de gran
intensidad. Podemos distinguir:
· Trastornos globales. Como
las deficiencia mental que son de baja frecuencia. El desarrollo evolutivo
cognitivo global de la niña suele ser normal, y su edad mental corre pareja al
de su edad cronológica. La deficiencia mental se da con una ligerísima
frecuencia mayor que en la población general infantil, y en los casos en los
que aparece suele detectarse en el análisis genético un cariotipo con
fragmentos X o en anillo (45,XrX).
· Déficits parciales. Son los
de aparición más frecuente, pero también de gran variabilidad de presentación.
En algunos casos pueden llegar a lastrar el rendimiento escolar. Su detección
es sutil. Se piensa que la alteración genética responsable se localiza en el
brazo corto del cromosoma X heredado del padre, en concreto en la región
pseudoautosómica (PAR1) Xp22.33. Se encuentran afectadas en mayor intensidad
las funciones del hemisferio derecho con hipofunción de lóbulos témporo-parietal
y occipital, así como lentificación EEG (mayor cantidad y amplitud de ondas
theta y delta). Podemos citar:
A. Problemas para
generar o/y comprender conceptos abstractos.
B. Habilidad menor
para planear y llevar a cabo tareas de varias fases.
C. Dificultad para
el manejo del factor numérico (matemáticas, cálculos).
D. Dificultad con
el factor visuo-espacial (dibujo, planos, interpretar caras).
E. Déficit
para mantener atención activa.
F. Hiperactividad
leve o inquietud psicomotora..
G. Insomnio.
H. Déficit con la
memoria no-verbal, en especial la memoria a corto plazo.
2. Problemas
psicológicos.
Se considera que están más ligados a las reacciones vivenciales de la niña,
adolescente o ya mujer madura, y no tanto se deben directamente a la expresión
fenotípica del problema genético del Turner. Por ello son extraordinariamente
variables según diferentes investigaciones de varios autores. Pero en general
podemos diferenciar:
· Problemas psicológicos infantiles. Han
sido los mas estudiados:
A. Retraso en la
madurez emocional, generalmente relacionado con la sobreprotección de los
padres hacia su hija “enferma”. Por ello también pueden ser estas niñas más
dependientes de sus padres o profesores.
B. Infantilismo
general.
C. Ansiedad,
nerviosismo (se discute si puede haber también base endógena).
D. Problemas de
adaptación e integración escolares (pocas habilidades sociales).
E. Necesidad
de rutinas preestablecidas, del orden externo, de evitar cambios.
· Problemas psicológicos juveniles. Se
citan como posibles:
A. Mayor
dependencia de la familia de origen.
B. Edad de inicio
en actividades sexuales más tardía.
C. Peor aceptación
del propio cuerpo y distorsión del esquema corporal.
D. Pobre
autoestima.
E. Problemas
de relación social, ansiedad social “tipo escénico”.
F. Tienen
menos amigos y de menor edad que el de ellas.
G. Mayor grado de
ansiedad y distimia que el grupo control.
· Problemas psicológicos de mujeres
adultas:
A. Menor
proporción de mujeres que forman parejas estables.
B. Menor disfrute
de relaciones sexuales (mayor incidencia de anorgasmia, bajo deseo sexual o
rechazo al sexo).
C. Vulnerabilidad
ante problemas sociales y de adaptación.
D. Pobre concepto
de sí mismas en áreas concretas (traumas infanto-juveniles).
E. Las
posibilidades de embarazos de estas mujeres oscila desde el 1 % para las que
presentan 45 X en todas sus células, a un 25 % para las que tienen una línea
celular 46 XX. En la mayoría de los casos el consejo reproductivo debe
encaminarse hacia la donación de ovocitos o la adopción de niños.
Síndrome de Turner afectan la capacidad y calidad
de sus relaciones sociales. Si bien en la infancia las dificultades en el
aprendizaje solapan esta disfunción, en la adolescencia se vuelve más
pronunciada teniendo repercusiones en la edad adulta. Hay que identificar
mecanismos de riesgo ambiental, tales como, falta de estimulación temprana,
retraso en la inducción puberal, escaso apoyo social, experiencias educativas y
familiares negativas, etc., que repercuten a nivel psicológico y potencian la
disfunción social. Esto permite el diseño de programas de prevención e intervención
psicológica en el ámbito individual y familiar que potenciaran la calidad
de sus interacciones, la confianza en sí mismas y en sus capacidades para
comunicarse y vincularse. Asimismo, el desarrollo de nuevas técnicas de
investigación como la genética molecular, la neuroimagen funcional y el estudio
de la bioquímica cerebral, así como la incorporación de un equipo de trabajo
multidisciplinario (neurólogos, pediatras, genetistas, psicólogos, docentes y
padres) al estudio de los trastornos genéticos como Síndrome de Turner, permite
un abordaje integral, desde un enfoque biopsicosocial, y un mayor conocimiento
y comprensión de la interacción entre los genes y el ambiente en la expresión
de la conducta.
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